La alimentación de las personas mayores o de edad avanzada, es un tema importante a tener en cuenta ya que pueden coincidir varios aspectos que pueden incluir en ella.
Por un lado, tendremos unos requerimientos nutricionales que pueden ir cambiando a medida que avanza la edad, así como la actividad o gasto diario.
Por otro lado, también incluyen hábitos de vida que, tras tantos años, puede resultar más difícil de cambiar a corto plazo.
Y por último, aspectos que pueden dificultar el proceso de masticación, digestión o absorción de nutrientes.
Vamos a intentar dar algunas pautas o ideas básicas para poder mejorar la alimentación en este grupo poblacional.
Es importante tener en cuenta que cada contexto será diferente, y en los casos de patologías con la deglución, personas encamadas o con movilidad reducida, se debería tener un asesoramiento por un profesional cualificado, como es la figura del dietista-nutricionista, para poder trabajar de manera personalizada.
Importancia de cuidar la hidratación
Uno de los aspectos más importantes y al que, quizá menos atención se le presta en el cómo mejorarlo, es el tema de la hidratación. Es importante destacar que, conforme avanza la edad, disminuye la sensación de sed, pudiendo incluso llegar a perderse.
Esto hace que beber agua tenga que ser algo que organicemos y no tanto que hagamos cuando notamos que lo necesitamos. Para ello, es importante pautar una rutina de hidratación, recurriendo incluso a añadir sabores al agua para hacerla más apetecible. Podemos, por ejemplo, añadir fruta troceada en una jarra con agua para darle algo de sabor.
También ayuda en este punto el incluir frutas, verduras y hortalizas. Esto también con el aumento de la sensación de estreñimiento, ya que puede darse tanto por la falta de hidratación cómo por reducir el consumo de fibra.
Aumento del consumo de proteínas
Los requerimientos proteicos parecen ser mayores, no así la demanda energética ya que al disminuir la actividad diaria, necesitaremos menor aporte calórico.
Esto, no se tiene que traducir únicamente en reducir o eliminar hidratos de carbono, sino más bien en tener un aporte algo menor de calorías, pero teniendo presente aumentar las proteínas.
Para ello, sería interesante incluir alguna ración de proteínas en todas o casi todas las ingestas que se hagan durante el día. Podemos recurrir a frutos secos o yogures naturales en las pequeñas ingestas del día, así como incluir legumbres, huevos, carnes blancas, pescados blancos y azules en las comidas principales.
Antes de centrarnos en dejar de consumir alimentos poco saludables, deberíamos comenzar por tener una alimentación más saludable incluyendo buenas materias primas para, después, ir reduciendo otras elecciones de peor calidad.
Controlar y cuidar las texturas de los alimentos
Ya que, a medida que avanzan los años, puede ser más difícil masticar o tragar según que alimentos, será interesante ir adaptando la alimentación a estas sensaciones. Para ello, podemos hacer pequeños cambios.
Podemos, por ejemplo, cocinar aquellas verduras u hortalizas que mayor dificultad podamos encontrar para masticar o tragar, así como elegir pescados blancos o azules sobre las carnes, ya que suelen tener una textura más jugosa.
También podemos darle más importante a las legumbres, que se pueden masticar mucho mejor y son una buena fuente de proteínas.
En Aleris, estamos especializados en nutrición clínica y personalizada, para poder ayudarte a mejorar tu alimentación.
Artículo de Antonio Gómez, dietista-nutricionista Colegiado CV00454.
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