¿Alguna vez te has sentido mal en relación a tu imagen corporal? La forma en la que percibimos nuestro aspecto físico influye enormemente en cómo nos sentimos y en cómo nos valoramos, es decir, en la autoestima. Por eso es fundamental contar con una imagen corporal positiva.
¿Qué es la imagen corporal?
La imagen corporal es la representación mental que cada persona hacemos de nuestro propio cuerpo y la vivencia que tenemos del mismo.
La principal diferencia entre la imagen corporal y el físico es que esta es subjetiva. Esto quiere decir que esta imagen está influida por las emociones y los pensamientos asociados al propio cuerpo, es decir, a cómo lo percibimos y a cómo nos sentimos dentro de él. Por lo tanto, si la percepción de una persona a cerca de su cuerpo es negativa, le generará un importante malestar, sea cómo sea su físico.
Por supuesto, esta interpretación que hacemos de nuestro cuerpo, tiene un importante componente social y cultural. En este sentido, las personas a menudo presentan pensamientos negativos de minusvaloración hacia su propio cuerpo, en general cuando este no cumple con determinados estándares de belleza que determinan un tipo de cuerpo como “normativo” o deseable (p. ej.: tener un cuerpo delgado y atlético.) Los estándares de belleza se caracterizan por ser rígidos, limitantes, excluyentes e inalcanzables para la mayoría de las personas y llevan a juzgar al propio cuerpo como menos “válido” generando sentimientos de vergüenza y malestar.
¿Cómo nos afecta tener una imagen corporal negativa?
En nuestro contexto, son muchas las personas que se sienten presionadas a cambiar su cuerpo, con el peligro para la salud mental y psicológica que esto conlleva, pues esto puede provocar:
- Pensamientos negativos sobre el cuerpo que pueden llegar a ser obsesivos y recurrentes.
- Autoverbalizaciones negativas (es decir, comentarios hacia uno mismo) cargados de rechazo, críticas muy duras…
- Comparaciones recurrentes del propio cuerpo con el de otras personas.
- Deseo urgente de emprender acciones para cambiar el cuerpo (p.ej. dejar de comer, hacer dieta, hacer ejercicio excesivo, etc.)
En estos casos, la imagen corporal se puede acabar convirtiendo en una importante carga que, además, está siempre presente, ya que constantemente tenemos que lidiar con nuestro cuerpo: al vestirnos y elegir qué ropa nos ponemos, al mirarnos al espejo, al salir a la calle, al relacionarnos con otras personas…
¿Cómo podemos tener una imagen corporal positiva?
Lo primero que conviene aclarar es que una Imagen corporal positiva no quiere decir no ser realista o distorsionar la realidad para sentirse mejor. En realidad, el primer paso es la ACEPTACIÓN, es decir, aceptar el propio cuerpo con lo que nos gusta más y lo que menos. ¿Por qué? Porque solo aceptando el cuerpo sin juzgarlo logramos darle el cuidado que necesita. ¿Y qué significa aceptar?
- Aceptar es reconocer cuál es tu punto de partida para cambiar lo que puedes cambiar y vivir de la mejor forma posible lo que no puedes cambiar.
- Implica deshacerte de los juicios que te haces a ti mismo/a para tratarte con amabilidad y cariño.
- Es evitar exigirte en exceso, sin enfadarte contigo por no ser perfecta o perfecto.
El segundo paso es mejorar el AUTOCUIDADO. Para ello:
- Cuida las autoverbalizaciones, es decir, los comentarios que te haces a ti mismo/a.
- Obsérvate sin juzgarte.
- Cuida tu cuerpo como cuidarías de alguien que quieres

En definitiva, la mejora de la imagen corporal no se logra juzgando y machando el cuerpo para que este encaje en determinados moldes. En realidad, solo se logra con un trabajo de aceptación y cuidado. Piénsalo: ¿crees que podrías cuidar de algo/o alguien que no quieres?
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Un texto de Patricia Membibre, psicóloga sanitaria en Aleris Madrid. Puedes ver la publicación completa en nuestro Instagram.